viernes, 9 de agosto de 2013

Litio, ¿se nos va el tren?

Era 1975, un equipo de geólogos, del que formó parte el boliviano Carlos Brockmann, descubrían en el salar de Uyuni indicios de litio. En ese entonces aún no lo sabían, pero habían descubierto el yacimiento más grande del mundo de este mineral. Las cifras varían desde la ofrecida por la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), de 90 millones de toneladas, hasta los cálculos más conservadores, de 3,5 millones. De cualquier manera, se trata del yacimiento de litio más grande del mundo.

A casi 40 años de aquel suceso, Brockmann sigue preguntándose cómo el país esperó tanto para poner en marcha un proyecto de industrialización. Hoy se sabe que el litio es indispensable para la fabricación de las baterías de los autos eléctricos del futuro.Sin embargo, ningún Gobierno hizo nada en todo ese tiempo.

En 2008, el Gobierno de Evo Morales finalmente impulsó la Estrategia Nacional de Industrialización de los Evaporíticos, un plan que se ganó muchas críticas de expertos en el tema, tanto por las técnicas utilizadas para la obtención del litio, como por la decisión del Gobierno de negociar directamente con empresas internacionales, en lugar de realizar una licitación abierta.

La Estrategia incluye tres fases: la primera, la instalación de una planta piloto de más de 17 millones de dólares de inversión, para producir 40 toneladas mensuales de carbonato de litio y 1.000 (planta semiindustrial) de cloruro de potasio.

Para la segunda, con una inversión de 485 millones de dólares, se planificó la puesta en marcha de una planta industrial con una capacidad de 700 mil toneladas anuales de cloruro de potasio; la factoría debía estar lista el último trimestre de este año, con una producción de 200 mil toneladas anuales y 30.000 toneladas de carbonato de litio a fines de 2014.

La tercera es la producción de electrodos, electrolitos y finalmente baterías secundarias (recargables) de litio para vehículos.

En julio de 2012, Bolivia suscribió con el consorcio Kores-Posco de Corea del Sur un contrato dirigido a establecer una planta piloto de fabricación de cátodos de litio directamente de las salmueras del salar de Uyuni, con base en una tecnología revolucionaria que prescinde de la evaporación solar. Actualmente, Bolivia y Corea del Sur se hallan inmersos en un impasse por un tema de patentes. A la fecha, Bolivia negocia con una empresa china sobre un proyecto piloto de baterías.

Hasta la fecha, se han inaugurado tres plantas piloto (dos de cloruro de potasio en Uyuni y Coipasa, y una de carbonato de litio en Uyuni), y se espera de China la planta piloto de baterías de litio construida por una empresa especializada en materiales (no baterías) de tales sistemas avanzados de almacenamiento energético.

COMPETENCIA

Hace unas semanas, el Gobierno informó la postergación de la producción de litio metálico y de baterías hasta 2016 y 2020, respectivamente.

Los expertos deploran todo el tiempo perdido, pues otros países ya copan el mercado mundial, comenzando con los vecinos Chile y Argentina, que ya iniciaron un agresivo impulso a la fabricación de baterías y pilas, hasta la irrupción de productos alternativos al litio, como el hidrógeno.

480 TONELADAS

de carbonato de litio anuales y 12 mil de cloruro de potasio es lo que el Gobierno anunció como producción de la primera planta de de industrialización del mineral en la población de Uyuni, además de anunciar la pronta implementación de una fábrica de baterías de litio.

3 PLANTAS

se han inaugurado hasta la fecha, dos de cloruro de potasio en Uyuni y en Coipasa y una de carbonato de litio. Para los expertos, hasta el momento sólo hemos logrado el acopio de materia prima y no hemos ingresado aún en la industrialización.

1975

es el año en que se descubrió el litio en Bolivia, pero se tuvo que esperar hasta 2008 para que se diseñara una estrategia de industrialización. El Gobierno postergó para 2016 la producción de litio metálico y para 2020 las baterías de litio, con lo que el tiempo sigue corriendo.

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