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Mayo de este año. Venezuela firmaba con Bolivia dos memorandos de entendimiento para constituir junto con China, un bloque tecnológico para la explotación, uso, industrialización y comercialización de litio en el mercado internacional a través de la fabricación de baterías de este mineral. Otro objetivo es instalar plantas industriales de baterías de litio y componentes.
Pero, siendo un país con tan poca experiencia en el tema del litio, sin recursos tecnológicos ni humanos, y considerando sus ingentes yacimientos de petróleo, cuya energía se pretende suplir en los próximos 20 años precisamente con el litio, ¿será Venezuela el aliado estratégico que Bolivia necesita?, ¿o es que pesa tanto el hecho de que se trata del aliado político de Bolivia?
Éstas son las preguntas que el experto en asuntos de litio Juan Carlos Zuleta se hace y que aún no han sido respondidas por el Gobierno.
Durante la suscripción del convenio, el viceministro de Relaciones Económicas y Comercio Exterior, Pablo Guzmán, expresaba que de todas las naciones que remitieron sus propuestas para industrializar el litio, “Venezuela es la ‘única’ con una propuesta seria” y con la que se podía dar “un paso más para que Bolivia pueda constituirse en un importante centro productor de baterías y pilas de litio”.
Zuleta tiene algunas interrogantes, pues Venezuela es poseedora de los mayores yacimientos fósiles de petróleo, algo certificado por la misma OPEP. “Si el litio está empezando a sustituir al petróleo en muchas áreas, no creo que le cause mucha gracia a Venezuela y a Irán que nuestro proyecto piloto de litio sea exitoso. Así, no creo que Venezuela sea el socio estratégico adecuado”, explica.
Entonces, para qué necesita Bolivia a Venezuela?, ¿por los recursos económicos?
“Tenemos en el Banco Central de Bolivia. El Gobierno ya comprometió 900 millones de dólares”, se responde Zuleta a sí mismo a tiempo de considerar que la alianza sólo traerá “ruido y dificultades”.
En un artículo anterior, Zuleta formuló dos hipótesis a modo de preguntas sobre el posible interés de Venezuela en este asunto: ¿Se trata de un complot de los países petroleros para postergar el desarrollo de la industrialización del litio? O ¿es que Venezuela, el “aliado político” de Bolivia ingresa en este negocio porque ya cobra factura?
De cualquier manera se trata de preguntas que el Gobierno no ha respondido, por lo que Zuleta propone un encuentro entre autoridades nacionales y personalidades entendidas en temas geoestratégicos, “así como el Gobierno convocó a expresidentes y excancilleres para escuchar sus opiniones sobre el tema marítimo". Sin embargo, hasta ahora no hay señal de que el Gobierno vaya por esta senda.
Acuerdos con 6 países
Fuera de Venezuela, el Gobierno concretó seis acuerdos binacionales para lograr la industrialización del litio, aunque en ninguno de los casos se logró pasar de la firma de intenciones. Aparentemente, estos acuerdos sólo obedecen al interés de esos países por mantener vínculo con Bolivia para no dejar pasar la oportunidad de ser parte del proyecto a futuro, coinciden en afirmar el experto en litio, Juan Carlos Zuleta y el exministro de Minería, Dionisio Garzón, según notas publicadas en la página digital Hidrocarburosbolivia.com.
Brasil, Irán, Japón, China, Corea del Sur y Holanda son los países con los que Bolivia tiene acuerdos firmados, según el seguimiento hecho por Zuleta.
Garzón señaló que es el resultado de la invitación internacional extendida a varios países, hace más de dos años, pero si Holanda quiere colaborar con el ensamblaje o Japón quiere hacerlo con tecnología para iones de litio, no podrán hacerlo mientras no esté concretado el proyecto para obtener el carbonato de litio y, además, hay temas pendientes como el pago por las patentes surcoreanas.
Zuleta afirma que los acuerdos “no responden a ningún plan estratégico y son sólo el resultado de la perseverancia de los diferentes socios para lograr establecer algún tipo de relacionamiento con la Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos (GNRE), que finalmente se ha traducido en proyectos específicos, cursos de capacitación, viajes” y otros.
China
Otro de los aspectos que llama la atención en esta relación es la alianza con China. Según observa Zuleta, casi siempre que se reúnen altos ejecutivos chinos para tratar el tema del petróleo en Venezuela, llegan, a los pocos días, emisarios venezolanos para hablar con el gobierno de Bolivia sobre el litio.
Éste es el caso de la última visita del canciller venezolano Elias Jaua para reunirse con Bolivia, principalmente después de una reunión de alto nivel de China a Venezuela. “Todo esto es muy sintomático”, cuestiona Zuleta.
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