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El ruido del golpe al metal y la claridad de los tragaluces que ingresan por los galpones sorprenden al visitante. En medio de las estructuras de fierro hay decenas de operadores y soldadores -entre ellos mujeres- que manufacturan de acuerdo con las directrices de un plano de ingeniería pegado a pocos pasos de donde trabajan.
Son las 10:30. Es la fábrica de recipientes a presión, estructuras metálicas y de prefabricados de pipping de la industria metalúrgica Carlos Caballero, una empresa boliviana, cuya primera planta cumplió 15 años en junio.
Sus ambientes abarcan cinco hectáreas ubicadas frente a la almacenera Albo, en Santa Cruz. No es la única, tienen otra en Guapilo, de 15 hectáreas, donde funciona la unidad de obras y montaje, y otra en Uyuni, de casi dos ha. A la fecha, Carlos Caballero ejecutó más de 2.500 obras y servicios para los sectores petrolero, minero, cementero, agro, aceitero, entre otros.
Procesan alrededor de 8.000 toneladas de acero al año y entre sus obras ‘estrella’ destacan los siete tanques de GLP para la planta separadora de líquidos Gran Chaco, la fabricación y montaje de la caldera en Aguaí, la tubería forzada para Misicuni, la turbina para la termoeléctrica Bulo Bulo o el domo más grande de América para la minera San Cristóbal, entre otros.
El 10% de sus productos se exportó a Perú y Argentina, y para esta gestión prevén ingresar a Paraguay y Chile, seducidos por los sectores petrolero y minero. En 2013, Carlos Caballero creció un 40% y el 80% de sus productos y servicios lo desarrolló a pedido del Estado. Tienen 15 certificaciones de calidad.
Diego Caballero pertenece a la tercera generación de los Caballero y hoy es el gerente de la firma. Dice que por la exigencia del cliente abrieron el área de obras y montaje, y recientemente compraron terrenos en el Pilat
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