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Con bombos y platillo, así se firmó el contrato en 2007, entre Jindal Steel y el Gobierno para la explotación de una de las reservas más grandes hierro, El Mutún.
La empresa india tenía previsto invertir 2.100.000 millones de dólares para la explotación de la mitad de este yacimiento e incorporar en la industria siderúrgica mundial a Bolivia.
Pero desde su rúbrica, el contrato fue observado por la gran cantidad de gas natural requerido por la empresa.
Varias fueron las denuncias sobre el hecho que la Jindal solo quería derechos de explotación del yacimiento de hierro más grande del continente, para elevar su valor en la bolsa de valores. Pese a ello, el gobierno siguió adelante.
Pero luego de varias desavenencias entre ambas partes el contrato se rompió en 2012 y a la fecha se habló de que varias firmas estaban interesadas en el proyecto pero aún no hay nada claro.
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